Una niña llamada Elena Mejías que tiene once años y pasa de todo en su casa. Nadie le hacía caso, solo para mandarle rociar con insecticida los nidos de las cucarachas o llenar el tanque del baño.Su madre estaba tan cansada que no le hacía mucho caso y no se dio cuenta de que su hija estaba creciendo y cambiando.
Ese mismo día llegó Juan José Bernal, el ruiseñor. Su madre solo metía en su pensión a gente con dinero que pudiera pagar el mes por adelantado. ella siempre decía que una viuda tiene que cuidar su reputación y no iba a dejar entrar a vagabundos. Elena tenía que vigilar a los clientes y tener a su madre informada de cualquier sospecha. Las dos trabajaban juntas en la pensión, cada una en su rutina, casi sin hablarse.
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